ZOONOSIS:
¿QUÉ
NOS PUEDEN TRANSMITIR REALMENTE NUESTRAS MASCOTAS?
AUTOR: Lorena Moratalla.
Centro Veterinario Punta
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Si hay un
tema que preocupe de verdad a los dueños de animales de compañía, sobre todo
cuando hay niños en la familia, es el de las posibles enfermedades que nuestras
mascotas pueden transmitirnos. Cuando un animal llega a nuestra clínica y
diagnosticamos una enfermedad, la pregunta más frecuente es “¿y eso se puede
contagiar a las personas?”.
Desde nuestro
ejercicio profesional, consideramos que es nuestro deber informar de cuándo una
enfermedad es transmisible al ser humano, pero sobre todo de cómo prevenir que
eso llegue a suceder. Yo siempre respondo a mis clientes que un animal
correctamente alimentado, limpio, vacunado y desparasitado, puede transmitir muy
pocas cosas: probablemente muchas menos de las que nos pueden contagiar otras
personas.
Las
enfermedades que se transmiten de los animales a las personas, reciben el nombre
de zoonosis. Me parece importante resaltar que no siempre el animal debe
parecer o ni siquiera estar enfermo, para ser capaz de transmitir una
enfermedad. Por tanto, el típico comentario de “no, si mi perro nunca ha
estado enfermo” o “mi gato no sale nunca de casa” no debería justificar
que no se prevengan ciertas enfermedades, especialmente las parasitarias.
En este artículo vamos a hablar
tanto de las zoonosis parasitarias, es decir, las enfermedades de los animales
causadas por parásitos que pueden transmitirse al hombre, como de las zoonosis
infecciosas, que son aquellas enfermedades de los animales producidas por
bacterias, virus u hongos capaces de contagiarse al ser humano.
Zoonosis
parasitarias.
Las lombrices
intestinales (bien sean nematodos
o lombrices redondas, o bien sean tenias
o lombrices planas), constituyen un problema sanitario por el hecho de
que en nuestro país todavía hay poca gente concienciada de que debe recoger
los excrementos que, especialmente los perros, hacen en la vía pública. En las
heces se encuentran los huevos de estos parásitos, y por tanto son fuente de
contagio para otros animales y/o personas que entran en contacto con ellas en
nuestras calles y parques. Mucha gente piensa que su animal no tiene lombrices
porque no las ve en sus heces cuando defecan, pero esto no es real: hay que
tener en cuenta que si la carga parasitaria del animal no es muy alta, las
lombrices viven en el intestino y no tienen por qué salir de él (a no ser que
demos un antiparasitario para que mueran, y entonces podremos verlas si son muchas, otras veces no las veremos,
porque son digeridas en el intestino del animal); sin embargo sí salen en forma
de huevos, que son microscópicos y por tanto no pueden verse a simple vista.
Los problemas que pueden ocasionar en las personas son muy variados: de especial
importancia son las lesiones oculares, cutáneas, hepáticas o neurológicas
causadas por las llamadas “larvas migrans”
de algunos nematodos como Toxocara cani y cati, Toxascaris
leonina y otros del Género Ancylostoma. En cuanto al “quiste
hidatídico”, más conocido, se trata de una zoonosis mayor
producida por una tenia, pero está más relacionada con ciclos rurales o
silvestres, por lo que cada día se da con menos frecuencia en los países
desarrollados. Sobre los ciclos de estos parásitos pueden consultar nuestro artículo
“Los parásitos en nuestras mascotas” en esta página web, donde podrán
ver, por ejemplo, que algunos se transmiten por la picadura de otros parásitos
como las pulgas, con lo cual no es
necesario que nuestra mascota salga de casa para contagiarse.
Otro grupo
importante que también puede transmitirse al ser humano está constituido por
los protozoos intestinales, tales como Giardia duodenalis, agente
productor de la giardiosis, que cursa con
cuadros diarréicos.
También en
este grupo hay que incluir a un parásito especialmente importante por sus
posibles efectos sobre mujeres embarazadas: Toxoplasma gondii, agente
causal de la toxoplasmosis. Se trata de
un protozoo que necesita de un felino (hospedador intermediario) para completar
su ciclo y ser capaz de infestar a otros animales (hospedadores definitivos),
entre los cuales se encuentra el hombre. Por tanto, los gatos son fuente
indirecta de contagio para el ser humano (ya que eliminan ooquistes, forma
infestante de Toxoplasma), mientras que las fuentes directas son la carne cruda
(de un animal que haya ingerido los ooquistes) y la placenta (es decir, la mujer
embarazada que se contagia, lo transmite a su hijo). Cuando una persona se
contagia de toxoplasmosis, adquiere inmunidad y por tanto, ya no volverá a
sufrirla. A excepción de que la persona que se contagia sea una mujer
embarazada, la enfermedad no tiene importancia, ya que produce síntomas
similares a un resfríado o incluso pasa desapercibida. Pero, ¿qué sucede si
es una mujer gestante? El contagio de la toxoplasmosis en los primeros meses del
embarazo puede producir abortos precoces y/o malformaciones en el feto. Como ya
he comentado, si esta mujer ya había “pasado” la enfermedad, no puede
contagiarse de nuevo; esto se sabe al medir los anticuerpos, análisis que se
hace rutinariamente a las mujeres embarazadas: si el nivel es alto, significa
que ya ha tenido la enfermedad y por tanto no tiene que tomar precauciones de
ningún tipo. Sin embargo, si el nivel de anticuerpos es bajo, se dice que es
seronegativa a Toxoplasma y por tanto debe tomar algunas precauciones para no
contagiarse durante la gestación, como son:
-
no manipular carne cruda ni comer carne poco cocinada ni embutidos, jamón
curado o salchichas: esto es porque los ooquistes contenidos en la carne cruda o
poco cocida son los principales responsables de la propagación de la
toxoplasmosis.
-
lavar bien las verduras que se comen crudas, por si el agua de riego
estuviese contaminada por ooquistes.
-
no manipular la caja del gato si tenemos uno en casa, ni tampoco la arena
o tierra de los arriates o el jardín, ya que algún gato puede haber defecado
en ella y ésta puede ser fuente de infección.
Y ahora la
pregunta más frecuente entre los propietarios de gatos es: ¿qué hacemos con
el nuestro?. Esta es mi principal preocupación, ya que hay médicos que incluso
aconsejan que la mujer embarazada no conviva con gatos. A nivel práctico, una
mujer propietaria de uno o varios gatos, que desee quedarse embarazada, debería
visitar a su médico antes, para someterse al análisis de sangre y determinar
si tiene o no anticuerpos contra la enfermedad, y poder así tomar las
precauciones pertinentes. Lo más frecuente si ha convivido con estos animales,
es que sea seropositiva, por lo que no tendrá que preocuparse. Si no es
así, tendremos que controlar al animal y ver si éste tiene o no anticuerpos
contra el parásito para decidir qué tipo de precauciones hay que tomar. Y
sobre todo, recordar que los gatos son una fuente indirecta y de menor
importancia epidemiológica que, por ejemplo, el consumo de carne
contaminada.
En cuanto a
los parásitos hemáticos (es decir, que viven en las células sanguíneas),
podemos hablar de los que son transmitidos por
garrapatas y los transmitidos por
mosquitos.
Entre los
primeros encontramos a Ehrlichia canis, que produce una enfermedad
llamada erhlichiosis, que afecta a los perros, pero no a las personas (aunque ya
se han dado algunos casos de erhlichiosis humana pero producidos por otra
especie de Ehrlichia); lo mismo ocurre con Babesia canis, que produce la
babesiosis canina; sin embargo, las garrapatas también pueden transmitir al
hombre otras especies de Babesia, así como la llamada Enfermedad
de Lyme, causada por Borrelia burdogferi, y que da lugar a
cuadros de poliartritis tanto en la especie humana como en la canina. Además
son transmisoras de otras enfermedades raras como la fiebre
botonosa mediterránea, cuyo agente causal es Rickettsia conorii,
la parálisis por garrapatas y la meningoencefalitis
de primavera, que pueden afectar seriamente al ser humano; por tanto,
hay que resaltar aquí la importancia del agente transmisor, la garrapata,
cuya picadura en el ser humano es relativamente frecuente. En el caso de que
esto le suceda, diríjase lo antes posible a un centro de salud, ya que cuanto
antes se la quiten (y ha de hacerlo una persona que sepa, no lo intente usted
mismo), menor será la probabilidad de que le transmita cualquier enfermedad.
En cuanto a
las enfermedades transmitidas por mosquitos, consideramos como la más
importante la leishmaniosis. Se trata de
una enfermedad muy compleja y cada día más frecuente en nuestras latitudes, ya
que no existe ni prevención ni tratamiento completamente eficaces parta lograr
su curación, aunque sí su control. El agente transmisor es un mosquito
del Género Phlebotomus, que interviene necesariamente tanto en el contagio
entre perros como de perros parasitados a personas. En cualquier caso, en el
contagio de esta enfermedad juega un papel decisivo la inmunidad, es decir, la
capacidad del organismo ya sea animal o humano, de defenderse, y por tanto el
peligro real se da en personas inmunodeprimidas. Los síntomas son muy
variados y van desde lesiones cutáneas a afecciones de órganos como el hígado,
el bazo o los riñones. LINK
A PAG. LEISHMANIOSIS.
Otra
enfermedad transmitida por mosquitos, en este caso de otros Géneros como Aedes,
Culex, Anopheles o Mansonia, es la dirofilariosis,
enfermedad que hasta hace poco tiempo se consideraba de la especie canina,
pero que actualmente está demostrada su incidencia sobre la felina también. En
cuanto a las posibilidades de contagio al ser humano, hay que decir que existen,
aunque la probabilidad es realmente muy baja. En estos casos, los parásitos
se desarrollan parcialmente, y normalmente no producen síntomatología, aunque
a veces hay tos, jadeo y otros síntomas respiratorios. A pesar de ello, suele
tratarse de una infestación producida por un solo parásito, y que
presumiblemente se resolvería sola si se la dejara. LINK
A FILARIA.
Por último,
comentaré brevemente las posibilidades de transmisión de las sarnas,
enfermedades producidas por ácaros que afectan a la piel y conducto
auditivo de nuestras mascotas. No constituyen en sí mismas una zoonosis, ya que
el contagio al ser humano es nulo en el caso de la sarna demodécica, la otodéctica
y la notoédrica. La sarna
sarcóptica de los perros y la cheiletielosis
de gatos y conejos, sí son transmisibles causando cuadros de dermatitis con
picor y pérdida de pelo, pero dejan de serlo al tratarlas; además el
contagio se da con muy poca frecuencia y está íntimamente relacionado con
el estado inmunitario de la persona.
Zoonosis
infecciosas.
Las
enfermedades infecciosas más frecuentes que afectan a nuestras mascotas y de
las que más hemos oído hablar, no pueden contagiarse a las personas. Por tanto
enfermedades caninas como el moquillo, la tos de las perreras, la parvovirosis,
la coronavirosis o la hepatitis, no son peligrosas para el ser
humano; así mismo, entre las que afectan a los gatos, tampoco lo son la leucemia,
la inmunodeficiencia, la peritonitis infecciosa o la panleucopenia.
Todas estas enfermedades, además, se pueden y deben prevenir mediante la vacunación
y revacunación de nuestros cachorros y gatitos, así como con el recuerdo
anual, desde luego necesario para mantener esa inmunidad.
Sin embargo,
hay otras enfermedades que sí son transmisibles al ser humano, y por lo que hay
que hacer hincapié en la importancia de la revacunación anual, ya que así
prevenimos que nuestras mascotas las sufran y que nos las puedan transmitir:
estamos hablando ahora de la leptospirosis y de la rabia.
La leptospirosis
es una enfermedad bastante desconocida para el público en general, y sin
embargo se considera una zoonosis mayor por la gravedad del cuadro que
puede generar en el ser humano (un síndrome febril que continua con procesos
renales y meningíticos), más que por su frecuencia. Está producida por una
bacteria llamada Leptospira interrogans, capaz de infectar a todas las
especies animales, incluidas las de sangre fría (reptiles, anfibios...), aunque
son más sensibles los perros, cerdos y bóvidos. Se considera una enfermedad
profesional, ya que el contagio se da por contacto directo fundamentalmente con
la orina de un animal infectado, aunque también con su leche o con material de
un aborto (por tanto, veterinarios, personal auxiliar en clínicas,
matarifes...) o por contacto con aguas contaminadas como marismas o arrozales
(poceros, arroceros, porqueros, así como turistas que se bañan en zonas
pantanosas, barrizales, etc.).
En cuanto a
la rabia, se trata también de una
zoonosis mayor, ya que es una enfermedad muy grave, muchas veces mortal, aunque,
eso sí, esporádica en los países desarrollados, y esto gracias a que la
vacunación antirrábica ha sido obligatoria durante muchos años. En España,
la rabia se considera erradicada, pero la vacunación sigue siendo sumamente
importante al encontrarnos entre el Norte de Äfrica, donde sigue existiendo la rabia
urbana o clásica, es decir, la transmitida por perros y gatos sobre todo
vagabundos, y Francia, con un problema importante de rabia vulpina,
ligada al zorro, aunque bastante controlada en los últimos años gracias a la
vacunación masiva de estos animales. Además, la rabia puede ser transmitida al
ser humano también por murciélagos, sean éstos hematófagos o no, ya que los
portadores eliminan el virus por orina y heces que pueden ser fuente de contagio
para quien los manipule, así como por vía inhalatoria. De todos modos, la vía
principal de contagio es mediante la mordedura del animal infectado, ya que el
virus se elimina principalmente por la saliva, incluso antes de que el animal
tenga síntomas de la enfermedad. Por todo ello, y aunque se trate de una
enfermedad de baja presentación tanto en animales como en personas, es de aquí
de donde deriva la importancia de la mordedura de un animal a una persona. Si
esto le sucede, debe dirigirse lo antes posible a un centro de salud, a ser
posible con la mayor información acerca del animal que le mordió. Y no olvide
que con la revacunación antirrábica anual de su gato o perro, contribuye
enormemente a que esta enfermedad esté cada día más controlada, además
de evitarse preocupaciones en el caso de que su mascota muerda a alguien.
Otra
zoonosis, esta vez transmitida por otras mascotas cada vez más frecuentes entre
nosotros, las aves, es la llamada psitacosis u
ornitosis, según la transmitan Psitácidas (como loros, periquitos,
etc) u otras aves (de corral como gallinas y pavos, también palomas, aves acuáticas,
o de jaula, como los canarios). Se trata de una enfermedad producida por una
bacteria llamada Clamydia psittaci, que mientras en las aves produce un
cuadro respiratorio tras un periodo de anorexia y diarreas, en el ser humano
produce un cuadro febril con debilidad, cefaleas, vómitos, síntomas
respiratorios y, lo más grave, la posibilidad de abortos en mujeres
embarazadas. Por eso, lo más importante al comprar un ave exótica, es
hacerlo en establecimientos autorizados que nos den seguridad del origen y
tratamiento al que ha sido sometido el animal. Con el resto de aves, si son de
compañía, hay que ponerlas en cuarentena al comprarlas y devolverlas en el
caso de que sufran síntomas compatibles con la enfermedad, además de tenerlas
en un lugar con buena ventilación y evitar dormir en la misma estancia; si se
trabaja con ellas, recordar que la fuente de infección principal está en las
heces y el polvo de las plumas de animales enfermos, por lo que el uso de
mascarillas es recomendable. Por último, es importante señalar que una fuente
importante de infección es la ingestión de carne de aves acuáticas
contaminadas.
También
otras mascotas exóticas como los reptiles, transmiten enfermedades, como la salmonelosis,
producida por una bacteria que ocasiona cuadros de gastroenteritis. Actualmente
se dan casos en niños por el manejo de tortugas sin la necesaria higiene.
Otras
zoonosis más raras y que afectan más a profesionales relacionados con
animales, como veterinarios, criadores, propietarios de tiendas o cuidadores de
zoológicos, son las que se transmiten por inoculación o por cuerpo extraño.
Una que llama particularmente la atención es la enfermedad
por arañazo de gato, en la que está implicada una bacteria llamada Rochalimea
henselae, y que cursa con fiebres recurrentes y cefaleas.
Finalmente,
existen otras zoonosis infecciosas bastante frecuentes, causadas por hongos de
diferentes especies, y que producen las llamadas dermatofitosis,
más conocidas como tiñas. El contagio se produce por contacto
directo con animales enfermos o con utensilios que han estado en contacto con
ellos, como peines, mantas, monturas en el caso de caballos... Una vez que el
hongo llega a la piel tanto de otro animal como de una persona, ésta puede o no
afectarse, según la respuesta inmunitaria que tenga: por tanto, y una vez más,
el contagio es más importante en personas inmunodeprimidas. La lesión más
característica es un área circular y sin pelo, normalmente con el borde
enrojecido porque es ahí donde está el hongo. No se trata de una enfermedad
grave pero sí bastante molesta y lenta en su curación.
La
prevención es el mejor tratamiento.
Ésta es la
“frase estrella”, es el mejor consejo, nuestra recomendación más
importante: si su mascota tiene un buen veterinario y usted sigue sus
instrucciones, no tendrá que preocuparse por todo lo expuesto anteriormente.
Hemos hablado de muchas enfermedades, la mayoría muy infrecuentes aunque
parezcan alarmantes sus síntomas. Sin embargo, con un Programa de control
parasitario correcto nuestra mascota no tendrá contacto con parásitos
transmisores como garrapatas, pulgas, ácaros y mosquitos, y además estará
libre de parásitos intestinales. Por otro lado, si se le incluye en un Programa
de inmunización adecuado, podrá prevenir prácticamente todas las
enfermedades infecciosas, tanto las transmisibles al ser humano como las que
solamente pueden afectar a nuestro fiel amigo. Y esto, unido a una correcta
higiene y un Programa nutricional adaptado, completa la prevención
de todas estas enfermedades. No es tan complicado, ¿verdad?. Solamente tiene
que ponerse en manos de un buen profesional.
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